40.º ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE SANTIAGO DE COMPOSTELA COMO CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD (1985–2025)

40º aniversario da declaración de Santiago de Compostela como Patrimonio Mundial da Humanidade
Viernes, 5 Diciembre, 2025

El salón rojo del Pazo de Raxoi acogió el día 5 de diciembre un acto institucional de celebración del 40.º aniversario de la declaración de Santiago de Compostela como Patrimonio Mundial de la Humanidad, con la que la UNESCO reconoce desde el 5 de diciembre de 1985 el excepcional valor histórico, artístico y cultural de la ciudad.

 

El acto comenzó con la actuación de la arpista bretona y vecina de Compostela Bleuenn Le Friec. Tras el saludo de la alcaldesa, Goretti Sanmartín, intervino Xerardo Estévez, alcalde de Santiago en el momento de la declaración de la UNESCO en 1985. Seguidamente, los concejales de la Corporación Municipal, representantes de no adscritos, PSOE, PP, CA y BNG dieron lectura a una declaración institucional que pone de manifiesto la relevancia del reconocimiento otorgado por la UNESCO, reconoce el trabajo realizado en las últimas décadas en la preservación del conjunto histórico compostelano y apunta también retos de futuro para garantizar una ciudad histórica viva, dinámica, sostenible e implicada en el cuidado de su patrimonio. Continuó el acto con las intervenciones del director de la Agencia Turismo de Galicia, Xosé Manuel Merelles, y del delegado del Gobierno, Pedro Blanco, y finalizó con una nueva actuación de la arpista.

 

Declaración Institucional 40.º aniversario Patrimonio de la Humanidad

Hoy celebramos con profundo orgullo el 40.º aniversario de la proclamación de Santiago de Compostela como Patrimonio Mundial de la Humanidad, un reconocimiento que la UNESCO otorgó el 5 de diciembre de 1985 por su Valor Universal Excepcional. En aquella declaración se afirmaba que “Santiago de Compostela es una de las zonas urbanas de mayor belleza del mundo, realzada por sus monumentos románicos, góticos y barrocos”, con un centro histórico enriquecido a lo largo de los siglos por corrientes artísticas y por el movimiento religioso y cultural más importante de la Edad Media: la peregrinación por el Camino de Santiago, declarado también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ocho años más tarde, el 10 de diciembre de 1993.

 

A estos reconocimientos se sumó una larga lista de premios y distinciones que confirmaron el valor de nuestra Ciudad Histórica: el Premio Europa en 1985, la Bandera de Honor del Consejo de Europa en 1987, el Premio Firenze en 1992, la Medalla de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en 1997 o la distinción de Capital Europea de la Cultura en el año 2000. Y aún más, con aquellos galardones que reconocieron en particular las labores de preservación y recuperación del conjunto histórico, como el Premio Europa Nostra de 1996 recibido por la política de rehabilitación del patrimonio en el centro histórico de la ciudad, sumado al Premio Europa Nostra de 1994 por la rehabilitación de la antigua fábrica de curtidos de Carme de Abaixo y al Premio Europa Nostra de 2001 por las obras de rehabilitación de la Catedral de Santiago. También en 1998 recibió el Premio Europeo de Urbanismo, concedido por la Comisión Europea, y en 2010, el Premio Ciudades Patrimonio del Ministerio de Cultura por la “continuada intervención integral modélica, una filosofía y un modo de proceder en la actuación arquitectónica y urbanística en los ámbitos históricos, manteniendo por un lado su carácter monumental y, por otro, favoreciendo su habitabilidad”.

 

La declaración de la UNESCO supuso un verdadero punto de inflexión en nuestra manera de entender la Ciudad Histórica. Hoy sabemos que la ciudad histórica, viva y vivida, necesita también ser protegida. Ser conscientes de que somos herederos y herederas de este gran legado nos lleva a preservarlo, valorizarlo y transmitirlo a las futuras generaciones. Nos impulsa a construir una ciudad que siga siendo un lugar de encuentro para la ciudadanía, donde la historia se sienta presente y el futuro tenga espacio para crecer.

 

Las actuaciones continuadas de los programas de rehabilitación, mantenimiento y regeneración urbana que llevamos a cabo desde el propio Ayuntamiento y desde el Consorcio de la Ciudad de Santiago de Compostela, instrumento clave en la colaboración entre la Administración General del Estado, la Xunta de Galicia y el Ayuntamiento de Santiago, hacen posible no solo conservar un conjunto histórico-artístico tan valioso y extenso, asegurando la continuidad de las condiciones que definen la identidad histórica de Santiago de Compostela, sino también mantener y avanzar hacia el futuro de Compostela.

 

En el día de hoy, 40 años después de la decisión de la UNESCO y 33 de la creación del Consorcio de Santiago, Santiago de Compostela continúa afrontando retos decisivos para garantizar su permanencia como ciudad histórica viva. La protección de su autenticidad, la preservación del tejido social que le da identidad y el equilibrio entre la actividad turística y la vida cotidiana siguen siendo desafíos fundamentales. Junto a ellos, emergen nuevas exigencias propias de nuestro tiempo que pasan por construir una ciudad preparada para los retos del futuro, comprometida con la sostenibilidad, respetuosa con el medio ambiente y capaz de mantener un modelo urbano que cuide tanto el patrimonio material como el bienestar de las personas que lo habitan.

 

En este contexto, el Consorcio de Santiago y las administraciones consorciadas, con el Ayuntamiento de Santiago de Compostela al frente, renuevan su compromiso de responder a estas demandas con dedicación y una visión orientada al futuro. Su misión es garantizar que la Ciudad Histórica continúe siendo un espacio dinámico, sostenible y fiel a su memoria, al tiempo que avanza para adaptarse a los cambios culturales, ambientales y sociales que marcarán las próximas décadas.

 

Santiago de Compostela es una ciudad única, abierta al mundo y profundamente acogedora. Cada año recibe visitantes llegados de más de 150 nacionalidades, convirtiéndose en un lugar de encuentro entre culturas, creencias y lenguas. Pero Compostela también es, sobre todo, motivo de orgullo y pertenencia para sus vecinos y vecinas, que con su día a día mantienen viva la identidad, la tradición y el espíritu que hacen de esta ciudad un espacio singular.

 

Hoy, en el 40.º aniversario de su reconocimiento como Patrimonio Mundial, recordamos la necesidad de proteger y mantener este valioso legado común, pero no basta con esto: también tenemos la obligación de mirar al futuro y diseñar el tipo de Ciudad Histórica que queremos transmitir a nuestros hijos e hijas, donde la dotación de unos servicios básicos de calidad que permitan atraer población, la importancia de mantener unos espacios públicos abiertos a la participación ciudadana, una mejor regulación de los flujos de movilidad y la apuesta por un comercio tradicional ligado al territorio constituyen los ejes sobre los que trabajar para construir una Ciudad Histórica viva, dinámica, sostenible e implicada en el cuidado de su patrimonio.

 

Solo así conseguiremos preservar y garantizar los valores excepcionales que acreditan el reconocimiento de esta ciudad como Patrimonio Mundial de la Humanidad.